sábado, 19 de marzo de 2011

No oír, no ver, no hablar

No oír, no ver, no hablar.
No quiero oír, no quiero ver, no quiero hablar.
No puedo oír, no puedo ver, no puedo hablar.

Un rincón oscuro sólo para mi. Mientras los demás gritan, gritan, gritan. Y mi cabeza arde, mis músculos se diluyen, mi piel se agrieta insensible.

Sobre el suelo frío, anclada con mis pies desnudos.

Mi cerebro. Mis latidos. Mi caos se desborda.

Cierro los ojos, los aprieto fuerte: off, off, off. Pero sigo aquí, sigo escuchando los gritos, sigo acurrucada en mi rincón y no quiero oír, no quiero ver, no quiero hablar.

4 comentarios:

  1. La maravilla del silencio implica tranquilidad de alma, de conciencia, de convivencia.
    Esconderse es humano, y necesario.
    Detrás del silencio sólo estás tú.

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. No imaginas lo certero que es para mí este texto ahora mismo.

    ResponderEliminar
  3. Gracias, Antifaz, por pasarte por aquí y por recordar "la maravilla del silencio", casi imposible de encontrar.
    Tormenta, a veces me gustaría tener una concha y cerrarla fuerte, para que no entre nada, sólo yo. Gracias por tu visita.

    ResponderEliminar
  4. No oír, no ver, no hablar... Pero sigue escribiendo...

    ResponderEliminar

Musas y furias