martes, 28 de diciembre de 2010

Tempus fugit sicut nubes quasi naves velut umbra

A ti, que lees ahora este blog, a ti, a quien el tiempo también persigue. A ti te pido, respira, respira hondo y disfruta, porque los doce tañidos anuncian el paso de los minutos, de las horas y los años. Y lo celebramos, enfrentándonos a la irremediable tozudez del reloj, y bebemos y brindamos, olvidando que somos los que perdemos.

A ti y a mi, a quienes nos persigue el tiempo.

Llegará la noche, llegará la fiesta y empezaremos otro año como si fuéramos nuevos, pese a las grietas que amenazan. Yo tomaré la mano de alguien amado, apretaré fuerte y daré un salto. Temo el vacío del nuevo año. Pinto mis ojos y mis labios, me subo a tacones para escapar del suelo. Emborracho mi alma con besos y abrazos.
Pero el tiempo no me conoce, no me aguarda, no le importo. Caminaré, respiraré hondo y un día desapareceré. Dejaré un recuerdo fugaz en alguna memoria. Puede que te recuerde.

A ti y a mi, a quienes nos persigue el tiempo.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Muñequita

Con mi dedo empapado en tinta
rompo el inmaculado blanco de un papel
se me escapan por las manos
mis quiénes, cómos y porqués.

Si mi corazón de tela roja empezase de pronto a latir
se me saltarían los puntos, las comas y las tildes
que sujetan mis palabras y mi deseo de vivir.

Mi pelo de lana amarilla y mis zapatos de fieltro verde
se han llenado de denso polvo y dolosoro olvido
en la estantería de los recuerdos de los niños que crecen.

Esta canción siempre me hizo llorar cuando era niña

jueves, 16 de diciembre de 2010

Si tú quisieras

Si dejaras de divagar y me mordieras la boca
serían mis labios el ancla de tus desvaríos.

Si tu mirada inquieta reposara en mis ojos
sujetaría tus ansias, dominaría tus espacios vacíos.

Si con tus dedos dibujaras mis rincones
te atraparía para siempre en el suave laberinto de mi pelo.

Nada en mi cuerpo amarrado a mis caderas
y que el geiser que nace en mi ombligo
llene tu piel del sabor de mi alma.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Silencio


Atrapada, como el otoño cuando llega diciembre.

Brotó de mi garganta y,
cuando estaba a punto de salir de mi boca,
el acero de tus dedos se clavó en mis labios
y detuvo el torrente de mi desahogo.
Mi verdad desfallecida, herida y atrapada.
Ni yo hablé, ni tú escuchaste.
Y las palabras se quedaron entre mis dientes,
como un secreto malparido.

lunes, 13 de diciembre de 2010

El mar en tus ojos

Me arrastró
la resaca del mar de tus ojos
hacia el interior de tu boca.

Iba y venía mi corazón.

Tomé con mi lengua
las gotas que dibujaban tu piel
y me sacié de tu olor.

Navegué por tu mente
en la barca de tus ojos
y bebí de tus manos.

Las olas me atraparon
y en tu orilla me abandoné a ti.

Iba y venía mi corazón.

Un agujero en mi alma

Rasgo la coraza y brota mi sangre, mi miedo, mi barro,
la arrastrada carga de mi alma.
Abro la llave, oculta bajo la piel tirante,
tomo tu mano y te llevo a mi casa interior.
Toma tu tiempo, toma mi aliento,
arrastra el fango que tapa mis brotes
y cubre mis razones.
Escápate commigo al desatado mundo
del interior de mi alma.